Quiénes somos

El Laboratorio de Historia de los Agroecosistemas reúne a investigadores de diferentes universidades y disciplinas académicas. Su principal objetivo es promover un mejor conocimiento del funcionamiento de los agroecosistemas en perspectiva histórica. Para ello se aborda la historia como una forma de conocimiento aplicado que nos permite describir la ecología de los sistemas agrarios tradicionales y, con ello, la posibilidad construir diseños más sustentables para el futuro.

El laboratorio se formalizó en 2010 con sede en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (España) y está vinculado a su área de Historia Contemporánea. Algunos de sus miembros han formado parte de los grupos que introdujeron en nuestro país disciplinas como la Historia Ambiental o la Agroecología. Han participado en los foros o publicaciones que inspiraron sus primeros trabajos: "Ecología, campesinado e historia" (La Piqueta, 1993), "Historia y Medio Ambiente" (Eudema, 1993),"Historia y ecología" (Ayer, 1993), "Introducción a la agroecología como desarrollo rural sostenible" (Mundiprensa, 2000), "Naturaleza transformada" (Icaria, 2001),"Tras los pasos de la insustentabilidad" (Icaria, 2006); etc…

Durante todo este tiempo, sus miembros han participado en decenas de proyectos de investigación que han reunido a historiadores, agrónomos, ecólogos, antropólogos o economistas y cuentan con centenares de publicaciones sobre la Historia Ambiental de los agroecosistemas mediterráneos. De la misma manera han participado activamente en el fomento y la investigación de la agricultura ecológica en el sur de España (Andalucía con más de casi novecientas mil hectáreas inscritas en producción ecológica es hoy la región líder en Europa).

El Laboratorio, coordinado por el profesor Manuel González de Molina, es el primer paso hacia la consolidación de un grupo de trabajo y una línea de investigación con una clara vocación transdisciplinar y de colaboración práctica en la búsqueda de soluciones sostenibles a la actual crisis ambiental. En la actualidad el Laboratorio trabaja sobre diferentes proyectos nacionales e internacionales en los que analizan los flujos de nutrientes, energía y materiales de los sistemas agrarios (1750-2000), siguiendo el enfoque teórico y las metodologías del Metabolismo Social; la erosión histórica del olivar mediterráneo; las transiciones socioecológicas en el sur de España desde finales del siglo XIX hasta la actualidad; los cambios en el manejo de los cultivos mediterráneos; o el estudio de la conflictividad ambiental en perspectiva histórica.

¿Por qué y para qué el estudio de los agroecosistemas en su dimensión histórica?
El conocimiento histórico puede cooperar eficazmente con otras disciplinas científicas en la búsqueda de soluciones inmediatas a los problemas del presente, entre ellos la crisis ecológica. Efectivamente, el pasado puede ocupar un lugar muy importante en el correcto enfoque de los problemas ambientales e incluso en el diseño de alternativas sustentables. De aquí surge la necesidad social de la Historia Ambiental como campo de estudio especializado.
La fijación en el tiempo de los cambios antrópicos más decisivos y la búsqueda de factores de diversa índole que los expliquen, puede contribuir a un diagnóstico correcto de las patologías ambientales y a la búsqueda de soluciones eficientes. En ese sentido, las metodologías agroecológicas aplicadas al pasado pueden constituir una herramienta básica en el diagnóstico de los problemas que aquejan al sistema agroalimentario.
Del mismo modo, puede ayudar a recuperar y poner en práctica, bajo condiciones tecnológicas nuevas, formas de manejo agrícola que sean sostenibles. El estudio de las formas tradicionales de organizar los espacios agrarios, de manejar los cultivos, etc. pueden servir de base para, adaptados a las tecnologías actuales, diseñar formas de manejo sustentables especialmente para la agricultura ecológica.
Por ejemplo, para el control de la erosión (cubiertas vegetales, especialmente idóneas para cultivos leñosos como el olivar), para ahorrar agua, para diseñar y utilizar fertilizantes naturales, para rescatar semillas tradicionales adaptadas a las condiciones particulares de suelo y clima, para diseñar fincas y sistemas agrarios bajo cultivo ecológico, etc…. En definitiva, estas y muchas otras son las posibilidades que se abren en la historiografía del futuro, uno de cuyos pilares será necesariamente la Historia Ambiental.